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20 de noviembre de 2015

Barbie Obscena


Y sonríes arrebatadora, desafiante ante la idea que se me escapa de los labios en un susurro que es gemido.
Barbie Obscena porque sabes que me enloqueces y tomas el control. O simplemente me lo arrebatas. No sabría decir, no encuentro tiempo para pensar.
Tu rostro es belleza tallada, una muñeca; pero tu mirada...
Es despiadadamente sexual.

No pienso en muñecas cuando miro fascinado tus labios.
Barbie Obscena no es una muñeca; pero de alguna forma te he de llamar cuando las palabras no son capaces de dar consuelo  a la incomprensión y a lo atónito.
Quiero morir sobre tu cuerpo y dentro de él.
¿Acaso has pensado por un segundo que quiero ser virtud y decencia?

¿No ves cómo me tiembla la boca y se cierra mi puño mirando tus pechos que agreden la tela con esos pezones deseados?
Barbie... túrica.
No quiero acariciarte suavemente y decirte que te amo. Quiero invadir tu boca con mis dedos y con la otra mano tu coño.
Hasta que tus piernas se separen mirando a mis ojos encelada y pidas que te desgarre hasta el alma.
Profundamente.
Soy corrupto ante ti.

Y tú no eres un ser etéreo, eres esa Barbie Obscena que me enamora y jadea con el coño húmedo pisando los ojos de un Kent muerto, al que las ratas de este mundo le han comido los brazos.
Tu piel oscura marca mi deseo salvaje. La haré brillar con la baba que desprende mi lengua infame.
Los Kent de brazos desmembrados y penes impolutos girarán la cara avergonzados con sus plásticas cabezas deformadas y quemadas por  los cigarrillos de mi desesperación.

¿O acaso te has creído que mi pene es plástico rosado?
Palpita como los monstruos gruñen peligrosos en la oscuridad. Como el corazón del diablo que va a devorar tu alma.
Soy la más excelsa corrupción.
Una inflexión, una rotura de lo humano.
Una sima en la bondad y lo pueril que deja una herida dentada como una sierra en los hielos árticos.
En tu oído susurro: "Te voy a joder y tu ano también es mío".

Y un bebé llora en la cuna por los hermanos que no nacerán, que mueren salpicados sobre tus pechos duros y en torrente se deslizan por tu abdomen crispado, obscenamente arqueado.
Inundando el ombligo que es antro de mi lengua ávida.
Semen blanco, piel oscura, pezones duros...

No quiero ser Cristo en la cruz, no quiero sufrir por ti, por amarte con desmedida. Quiero ser la cruz y tú clavada en mí. Que los mesías lloren la arrolladora y cruel lujuria.
Dos coronas de espinas ciñen tus muslos inmortales y hieren mis sienes.
Soy una atrocidad atávica que no tiene cuidado con tu piel deseada, lamida, arañada, amada....
Amada, amada, amada.

Piarán gorriones sin alas agitando sus muñones ensangrentados por la muerte de los plásticos muñecos y la ternura, por la obscenidad de mi acto.
Por el amor hipertrofiado que hace menstruar tus pezones en mi boca, entre mis labios y dientes.
Y así, el deseo es desespero y arpón en el espiráculo de un delfín de risa eterna y ojos cerrados ofreciendo su blanco vientre al sol.
Barbie obscena de muslos brillantes... Cuando los separes sujétate con fuerza a mi pene inconsolable, porque descendemos al infierno.
Aunque no sé si es descenso o ascenso. No hagas caso, la coherencia de mi pensamiento se ha ido a la mierda con tu mirada de muñeca obscena.
Agarra con firmeza la carne que no controlo, que es tuya. Es por ti esta esquizofrenia.

Mi Barbie hermosa, oscura como una noche de luna muerta.
Somos el vicio y la perversión de este tiempo, de este lugar.
Barbie obscena, tu raja tiene la exacta medida de mis dedos imperfectos y toscos. La profundidad necesaria para enterrar mi inhumanidad.
Un filo de navaja arrastra el jabón y el vello que ha cortado y las uñas de tus dedos hieren la sábana con placer prohibido, amoral.
Nata salada en tu monte de Venus...

Corruptos somos bajo el potente foco de una luz que hace sombras de los gemidos y hace arder la piel.
¿Entiendes ahora porque no es un tópico cuando te llamo muñeca?
¿Puedes comprender que haces de mí una aberración?

Me elevas por encima de toda ética y toda moral, no importa que sea corrupto, que sea lo que nadie quiere ver ni oír.
Contigo trasciendo. Da igual adonde, solo sé que salgo de cualquier órbita conocida por la impía belleza de tu mirada obscena.
Solo sé que sudo y lloro y bramo las horas sin ti.
De profundis ab tuum cunnus clamo: ego amo te. *



Iconoclasta

*Desde lo más profundo de tu coño grito: te amo

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una mezcla explosiva esa del "fan fiction"con tu erótica descarnada, haces de la frívola barbie una obscena mesalina, espero más desacralizaciones de este tipo, soy un poco masoquista y me gusta sufrir leyéndote padre de los iconos malditos.
Un beso a tu goteante esencia.

Iconoclasta dijo...

Cómo consigues que salga la peor de las vanidades de mí...
Beso obsceno a los labios trémulos, a los cuatro.

Anónimo dijo...

Creo que me inspiré:

Padre de los iconos malditos

A Edgar Allan Poe y los escritores malditos

Creador de la leyenda de los licántropos enamorados.
Hacedor de imposibles mundos, asfixiantes uni/versos.
Miras a través de cristales grises el mundo cubicado.

- Qh, susurrador de secretos malditos –

Artífice de momentos infinitos, de tristísimos segundos.
Haces de frívolas barbies obscenas mesalinas.
Sonríes aviesamente, no existe el decoro.

- No en tu lenguaje encriptado –

Las mortales se visten de inmortalidad al roce de tu lengua.
Hablas el oscuro lenguaje de los elfos,
destructor de signos y terrible cuentacuentos.

- Qh, autor de paganas jaculatorias –

Yo sé él que existe, yo sé él que se inscribe,
que es el pan y el vino que degustan los demonios
en sus misas negras, a medianoche.

Ave avernus, Padre.

Anónimo dijo...

La verdad es que si te lo dedicará sería muy problématico, pero tú sabes que eres el instigador.

Iconoclasta dijo...

Tu inspiración es mucho más valiosa de lo que soy yo, de lo que escribo.
Es un regalo, un privilegio.
Me haces sentir importante, anónimo.
No hay problemática, porque no hay forma de que me crea toda esa cadena de oscuras y excitantes emociones y expresiones.
Quisiera ser yo, algo tan importante como lo que escribes.
Maldita seas...
Cómo me gusta.

Anónimo dijo...

¿Recibiste mi env?

Iconoclasta dijo...

No ha llegado nada aún.