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11 de octubre de 2015

Un estigma de amor



No sé como ha ocurrido, escribía de ti y he visto el corte en la piel y he chupado la sangre.

Escribía las ganas que tengo de confesarte al oído lo que te amo, que el tiempo es un tren arrollador y mi pie se ha quedado aprisionado  en el raíl por donde circulas con total y absoluta belleza a mil millones de latidos por hora.

Y se ha abierto la piel...

La pluma no corta y no usaba instrumentos cortantes.

Solo puedo concluir que amarte abre mis carnes, literalmente.

Te llamaré para contarte esta confidencia y me sonrías, quiero sangrar si es necesario para oír como ríes, mi bella.

Me desangraría feliz oyéndote sonreír.

Los estigmas del amor son inescrutables e incontrolables.

Dime otra vez que me quieres, que sonríes todo el día cuando me oyes, hazme hombre.

Hazme sangrar, no te preocupe eso, tengo abundancia de sangre, mi amor.




Iconoclasta

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